Cuidados quirúrgicos

Los cuidados quirúrgicos en los diferentes pasos del procedimiento quirúrgico son de vital importancia para el paciente y responsabilidad directa de la acción de nuestro trabajo holístico. El proceso quirúrgico consta de una parte previa a la intervención (prequirúrgica); el momento de la cirugía propiamente dicha (intraquirúrgica) y la reanimación inmediata y readaptación al medio posterior a la intervención (postquirúrgica). En cada una de estas fases hay que destacar ciertos controles y cuidados sobre el paciente para que la cirugía sea lo más segura y exitosa posible, siempre atendiendo a los riesgos inherentes que supone la cirugía.

Para una correcta preparación prequirúrgica del paciente se requiere que éste aporte o se le hayan practicado una serie de pruebas complementarias para comprobar que esté lo más optimizado posible para la cirugía a la que se debe de enfrentar. Hay pruebas diagnósticas que son de vital importancia para el devenir de la cirugía, cada vez más usadas para indicar la idoneidad de un tipo u otro de cirugía y los implantes que pueda precisar.

Las pruebas básicas obligatorias para cualquier cirugía programada son: analítica sanguínea (con perfil hemostásico – coagulación), radiografía de tórax y electrocardiograma (ECG). Dependiendo del tipo de cirugía se pueden indicar pruebas diagnósticas como la tomografía axial computerizada (TAC), optimetrías (cirugía oftálmica), espirometrías (cirugía torácica), resonancias magnéticas, ecografías, CPRE, entre muchos otros.

Se adecuarán también las pruebas en relación al estado de salud del paciente. A todos les realizará una toma de constantes vitales previa a la cirugía, para conocer su estado general actual: tensión arterial, frecuencia cardíaca, saturación de oxígeno y temperatura. Además si el paciente es diabético conocido, se le citará a primera hora para no demorar mucho tiempo el ayuno y controlar su glucemia previa y posterior a la cirugía. Se le instilará un suero glucosado para mantener los niveles dentro de los parámetros deseados. Si el paciente padece de hipertensión, se le vigilará mediante tomas de tensión sus cifras, aunque el paciente puede ingerir su medicación habitual salvo contraindicación expresa. Pacientes con problemas coagulopáticos, se revisará en la analítica el perfil hemostásico o se puede realizar una prueba rápida (CoaguCheck) para medir su INR. 

Dependiendo del estado general del paciente, se puede precisar previa a la cirugía la transfusión de algún derivado sanguíneo (sangre, plasma fresco, plaquetas) o precisar de medicaciones con efectos coagulantes (albúmina humana, protrombina, factores de coagulación…).

Como pruebas complementarias a tener en cuenta para la cirugía podemos encontrar:

  • TAC para diferentes especialidades.
  • Ortopantomografía para cirugías orales.
  • Radiografías de extremidades y articulaciones para cirugías traumatológicas.
  • Resonancias magnéticas y ecografías para cirugías generales.
  • Pruebas diagnósticas con aplicación de contraste (urografías, arteriografías, angiografías…).
  • Optimetrías para oftalmología.
  • Espirometrías para cirugías torácicas y generales.
  • CPRE para cirugías de la vía biliar.

Es necesario que a todo paciente se le compruebe antes de entrar en quirófano, en la SALA PREQUIRÚRGICA:

  • Identificación activa de sus datos personales (nombre y apellidos y fecha de nacimiento) e intervención a realizar.
  • Canalizar una vía periférica de calibre 18G mínimo con un suero fisiológico en perfusión o salinizar la que ya lleve, comprobando su correcto uso.
  • Se administrará el antibiótico pertinente profiláctico al tipo de cirugía y especialidad.
  • Preparación de la zona quirúrgica operatoria con rasurado y limpieza aséptica de la misma.
  • Extracción de todas las piezas metálicas (piercings, joyas, implantes móviles) como dientes postizos, lentillas…
  • Portador de marcapasos.
  • Identificación de alergias medicamentosas. 
  • Comprobación de la medicación habitual.

El paciente permanecerá en la Sala Prequirúrgica hasta llegado el momento que tenga que entrar en el quirófano correspondiente.

Consideramos como inicio de la intervención quirúrgica al momento en que el paciente entra dentro del quirófano. Para toda cirugía se requiere una anestesia, esta puede ser de diferentes formas según la localización de la zona a operar, el tipo de cirugía y el estado general del paciente. Con estas 3 premisas, se determinará anestesia general (intubación orotraqueal con inducción endovenosa y/o gaseosa – balanceada), anestesia raquídea (en cirugías que comporten a miembros inferiores), anestesias locales (cirugías menores) y el uso de bloqueos neuromotores (muy usado en intervenciones sobre extremidades).

El trabajo de enfermería se divide en la zona anestésica (circulante), quién será el/la encargad@ de:

  • Preparación del material preciso para la inducción anestésica sea del tipo que se requiera. 
  • Preparación previa del paciente con sondajes (vesical y/o orogástrico).
  • Colaboración en la inserción de catéteres arteriales y/o venosos.
  • Retirada de apósitos y/o drenajes que pueda llevar el paciente.
  • Aplicar aceites protectores en la piel y almohadillar las zonas de presión.
  • Cumplimentar la hoja operatoria enfermera (SAP).
  • Cotejar junto con el/la compañer@ instrumentista la trazabilidad, contaje y estado del material estéril (CheckIns).
  • Colaborar y proporcionar el material estéril y fungible necesario para el/la compañer@ instrumentista.
  • Contaje de compresas y otros elementos que se hayan introducido en el paciente.
  • Imputar al paciente el material que se le haya implantado y cumplimentar la petición correspondiente.
  • Preservar las muestras obtenidas del campo quirúrgico e identificación con petición correspondiente.
  • Colaborar en el despertar del paciente.
  • Transportar al paciente hasta la sala del despertar, comunicar al compañer@ los datos del paciente, cirugía realizada y estado general del paciente (sondas, apósitos, incidencias sucedidas dentro del quirófano, medicación administrada…).

Y en la zona operatoria (instrumentista), se encargará de colaborar con los cirujanos en la intervención:

  • Preparación del material estéril (cajas de instrumetal general y específico, accesorios).
  • Preparación del material fungible (según intervención) y aparataje para el correcto desarrollo de la cirugía.
  • Instrumentación quirúrgica.
  • Petición al compañer@ circulante del material que prevea pueda necesitar.
  • Custodia de muestras patológicas del campo quirúrgico al compañer@ circulante.
  • Contaje del material estéril y preparación para su devolución al proceso de esterilización.

Finalizada la intervención quirúrgica, se procederá al despertar dentro del quirófano (salvo en los casos en donde se requiere una ventilación mecánica y un tiempo indeterminado de sedación para el paciente). Se considera tiempo postquirúrgico cuando el paciente sale por la puerta del quirófano e ingresa en el área de reanimación. Allí el/la enfermer@ circulante detallará el estado general del paciente, tipo de intervención quirúrgica realizada, anestesia que se le ha practicado, colocación de drenajes, apósitos y sondas, así como notificar cualquier incidencia que haya ocurrido dentro de la sala quirúrgica. 

La primera medida como cuidado postquirúrgico a la llegada de un paciente a la Sala de Reanimación / Despertar será la monitorización completa del paciente acorde al tipo de cirugía que se le ha practicado e instalar el soporte ventilatorio correspondiente (algunos tipos de pacientes pueden requerir de ventilación mecánica y monitorización más invasiva). 

La enfermera de reanimación realizará una revisión del estado general del paciente, comprobando la permeabilidad de las vías periféricas, catéteres, drenajes y sondas que pueda portar, el estado de los apósitos (tanto protectores como quirúrgicos), valoración neurológica y estado de confort.

Durante su estancia en la Sala de Reanimación se controlarán las constantes vitales (saturación de oxígeno, frecuencia cardíaca, tensión arterial, patrón respiratorio entre otros), el débito de los drenajes y sondas, se le administrará la medicación prescrita por el facultativo anestesiólogo (analgésicos, antibióticos, protectores gástricos y fármacos para el mejor manejo hemodinámico del paciente). Se valorará constantemente el estado de confort del paciente y su reversión anestésica hasta cumplir los parámetros adecuados para su alta (Test Aldrete) a la unidad de hospitalización pertinente.

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